El pollito burbuja

Pollo con ruptura de saco aéreo abdominal

El 5 de julio mientras revisaba uno de los pocos nidos que tengo ahora en verano, me sobresalté al ver a un pollito inflado de aire.
La noche anterior estaba perfecto, pero esa mañana el mayor de la nidada presentaba un aspecto muy extraño, como con una bolsa o burbuja.

Al sacarlo del nido lo ví con más detalle. No era el buche, estaba en el lado derecho del abdomen: ese pollo había sufrido una ruptura de saco aéreo abdominal derecho.

Los sacos aéreos son unos órganos que tienen las aves que al respirar llenan o vacían de aire para ayudarles en el vuelo, al darles ligereza y mantener su temperatura.


Nunca me había encontrado con un caso así, y los que había visto en internet eran habitualmente de la zona cervical (fácil de confundir con el buche) y en ejemplares adultos, así que leí rápidamente sobre el tema y apliqué los primeros auxilios.

Ruptura de saco aéreo cervical en perico australiano.

Vista lateral     Enlace a la noticia

En la web que consulté se decía que para extraer el aire había que hacer una incisión e introducir una cánula cosida con un punto, mientras se le administraba un antibiótico.

Pero ese pollo era demasiado pequeño, sólo tenía 9 días y me era imposible meterle un tubo minúsculo.

Probé la opción más light, que he visto en compañeros de foros para tratar casos semejantes: pinchar con una aguja.

Esterilicé la punta de un alfiler/aguja quemándola con un mechero y tras localizar una superficie sin capilares sanguíneos hice un agujero y presioné la burbuja con suavidad hasta que salió todo el aire.

El aspecto del pollito cambió totalmente, el pequeño estaba claramente más relajado y lo metí en una pequeña caja de plástico para observar su evolución.

Pero esta historia no había hecho más que empezar.

Una o dos horas después había vuelto a hincharse, afortunadamente lo tenía vigilado y repetí la operación hasta que le saqué el aire.

Como le había sacado del nido y separado de la madre me decidí a alimentarle a papilla hasta que se hubiera recuperado por completo, así que esperaría a que se vaciase el buche para poder alimentarlo.

Una de las veces, ese mismo día por la tarde en la que no sé si dejé pasar una hora más, o que su caso empeoró, cuando lo ví me dio un vuelco el corazón.

El pobrecito estaba infladísimo, pensaba que iba a reventar y morirse en mis manos.

La piel estaba tensa por el aire y se transparentaban los cañones del plumón. La carne del vientre ni se veía por debajo, y el aire le había llegado hasta el buche y todo el abdomen: no podía cerrar las patas y parecía un patirrano.

Lo pinché con cuidado en una zona limpia y soltó el aire como un globo. El problema es que cada pocas horas volvía a hincharse de esta forma tan desproporcionada.

La primera noche me despertaba cada 3-4 horas para pincharle, y durante el día siguiente continué con el mismo procedimiento pero añadí a la papilla con la que le alimentaba un antibiótico (enrofloxacino en el agua que luego mezclaba con la papilla en polvo) por si una infección le había causado el problema.

La segunda noche me quedé dormida y el polluelo pasó unas 5-6 horas sin que le pinchase, y por la mañana me encontré que además de inflado como el día previo, tenía un hematoma en el abdomen.
Ya me temía que le hubiera estallado alguna víscera y le quedasen pocas horas de vida, pero seguí pinchando-alimentando con papilla "enriquecida" con antibiótico durante unos días más.

Sin rastro de aire en el abdomen

Ese pollo tenía otro hermanito (el resto de huevos/pollos no salieron adelante) por tanto le saqué del nido y puse con el convaleciente para que se diesen calor y compañía, así los padres descansaban porque donde se empapilla a uno también a dos. Eso sí, primero alimentaba al más pequeño y luego echaba antibiótico para el pollito inflado.

El pollito dejó de hincharse tras unos 3 ó 4 días, y el antibiótico se lo estuve administrando durante 6 días. Posteriormente le dí un poco de vitaminas y probiótico en la papilla (Proflora avis).

El crecimiento  y desarrollo de los papilleros respecto a los pollos criados por sus padres siempre es ligeramente más lento, pero estos dos enanitos evolucionaban satisfactoriamente.

 Cada día se les notaba más el plumón, como una pelusilla gris clara cubriendo su cuerpo, y unos punzones en la cabeza y alas, señales de las plumas incipientes que comenzaban a mostrar parte de su color.

Dos semanas después (en las fotos), los polluelos crecen sanos y felices, aunque son unos ansiosos y cada vez que escuchan mi voz se ponen a piar como locos pidiendo comida.

El primogénito no ha vuelto a llenarse de aire y su hematoma ha desaparecido por completo. Tres semanas después continúo alimentándolos a papilla hasta que emplumen, momento en el que iré añadiendo unas ramas de panizo para que pelen semillas.

No puedo ponerles en otro nido porque no hay más parejas con pollos, así que tengo que cargar con esta responsabilidad, ¡encima en verano! pero por otro lado compensa tras ver cómo se ha conseguido salvar la vida de ese pollito.

Por cierto, aunque todo indica que es un macho (el padre es opalino y él no lo parece, aunque ya lo confirmaré en unos días), ya tiene nombre... desde aquel momento en el que lo vi lleno de aire, supe que se llamaría: 

"Burbuja"

Sólo falta conocer de qué color será, pero eso... es otra historia  ;)